ENGAÑABOBOS

Tercerillas y redondillas

I
Los del hacha y la serpiente
que se olviden del indulto,
ya que sería un insulto
a todo "bicho viviente".

Y no tendremos clemencia,
porque ni azules ni rojos,
descorreremos cerrojos
hasta cumplir la sentencia.

II

Van transcurriendo los años
y estas castas disolutas
andan siempre de disputas
para tener más escaños.

!Con la zurda o con la diestra,
este montón de mangutas
vegetan a cuenta nuestra¡

III

La victima preveía
la libertad del culpable,
porque brillaba en el sable
el filo de hipocresía.

Hubiera prevaricado
con el preso Bolinaga,

y para evitar zurriaga
le concede el tercer grado.

!Yo no quiero que así sea,
es esta Ley la culpable
que muchas veces cojea¡

IV 

Y con tanta incompetencia,
tanto morro y cachondeo,
pasasteis el veraneo
administrando indulgencia.

!Qué rostro tenéis señores,
siempre hablando de injusticias
y sois los lesgilasdores¡

C. Abril C.

De Bajo este cielo

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LA SERENATA

Redondillas

Mientras cantaba mi amigo,

tú enrollabas la persiana,

yo entraba por la ventana

y me acostaba contigo.

Pero tu madre sabionda,

que de esto sabe un montón

hace guardia en el balcón

en cuanto escucha la ronda.

Así que mi amigo ahora,

como con la voz es bueno

se ha metido de sereno

para darle mal la hora.

Que cuando sea la una

diga las seis menos cinco,

a ver si pega un buen brinco

y baja de la -tribuna-

Que duerma la mojigata,

que ya se me está olvidando

lo que yo te iba -tocando-

las noches de serenata.

C. Abril C.

De Jacarandoso

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!QUÉ COSAS DECÍA ELLA¡

Tercerillas y cuartetas

I

Decía el niño Ramón...

!Qué cosas tiene mi madre,

siempre la misma canción¡

Y se iba de mala gana

caminito de la escuela,

con pantalones de pana

y camisa de franela.

El flequillo al entrecejo,

el cogote bien rapado,

y un cinturón de pellejo

a su cintura ajustado.

La cartera era un zurrón,

y dentro en un rinconcito

un estuche de latón 

con un lápiz de grafito.

II

Y cruzando la plazuela

Ramón se va preguntando

¿Qué habrá luego en la cazuela?

No hay quien la baje del burro,

siempre la misma canción,

-Más aprovecha un cuscurro

que un pedazo de jamón-

Y si con leche lo mojas

(de la cabra Nicolasa)

ya no tendrás más congojas

hasta que vuelvas a casa.

!Ramón¡ ¿se puede hacer gana,

encaramado al pupitre

toda la santa mañana,

oteando como un buitre?

III

!Chiquillo¡ ¿cómo me explicas,

que te venga el apetito

jugando con las canicas?

Y tu padre con zahones

andando tras de la yunta,
 destripando los terrones

desde que el astro despunta.

Por la mañana temprano

le avío yo la fiambrera:

dos arengues, pan mediano

y morcilla patatera.

Y cuando suelta el apero,

que tú, ya estás acostado,

lo que pregunta primero

es, ¿si Ramón ha cenado?

Porque ha vuelto de -las lomas-

con las sardinas arengues

para que tú te las comas.

IV

Mirando fijo a una estrella,

se siente hablando a Ramón...

!Qué cosas decía ella¡

C. Abril C.

De Terrones pardos

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¿ES MALO NO SER IGUALES?

Décima

Si por parco se da caña,

que por facundo no quede,

no todo se causa adrede

ni a posta todo se daña.

Porque incluso la cizaña

crece franca en los trigales,

ignorante de los males 

que le origina al conjunto.

Yo por si acaso pregunto...

¿Es malo no ser iguales?

C. Abril C.

De Zurrapas

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SOÑADORA

Pareados de alejandrinos

Se le pasó la vida asomada a la ventana,

por si veía llegar de pronto su mañana.

Y la luna cada noche siempre le decía,

observame ahora, que mañana es otro día.

Pero ella con su futuro andaba atareada,

y ni siquiera le donó una triste mirada.

Ansiaba que un mozo sobre jaca cartujana

pisara su calle con postín y filigrana...

Y que, al mirarse en sus ojos de soñadora,

se prendase de ellos y le hiciese señora.

Pero sólo la luna en su calle aparecía,

creciendo cada mañana su melancolía,

y regando con lágrimas, claveles y nardos,

se le llenó la maceta de ortigas y cardos.

Ahora, todas las noches mirando a la luna,

anhela que su mañana regrese a la cuna.

C. Abril C.

De Briznas de mi esencia

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ARROGANTE

Décima

Se pensaba el escribano

que su erudita escritura,

impregnaba de cultura

a cualquier lector mundano.

Y al hacerse veterano,

comprobó que esa teoría

de la arrogancia nacía

convirtiéndose en pedante,

porque incluso el ignorante

lo sabe, y él no sabía.

C. Abril C.

De Zurrapas

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LA CALETA

Soneto

Aunque la luna se mire en tu espejo

o se asome celosa alguna estrella,

tú seguirás siendo la más bella

por ostentoso que sea el cortejo.

Ni el Sol dorado, ni el Marte bermejo,

ni el trueno, ni el rayo, ni la centella,

ni siquiera la más dulce doncella

podrán ser algún día tu reflejo.

Te abrazaron fenicios y romanos,

siempre fuiste la musa del poeta

y anhelo de gabachos y britanos.

!Qué salero chiquilla, qué coqueta¡

tienes prendados a los gaditanos

y a todos los que te miran... Caleta.

C. Abril C.

De Inquietud permanente

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COSAS DE HUMANOS

Redondillas

Entre: risas, alegrías,

deseos y excitación,

se nos muere la pasión

con el paso de los días.

Cuando la pasión termina

hace presencia el temor,

que resquebraja al amor

con actos de indisciplina.

Y al llegar la rebeldía

igual que cuando eras niño,

también se muere el cariño

que se forja día a día.

Cuando el cariño no dura,

sino es culpa de la insidia,

es por culpa de la envidia

y la amistad se fractura.

Y así, llegamos a ancianos

entre egoísmos y maldades,

contando las amistades

con los dedos de las manos.

C. Abril C.

De Inquietud permanente

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¿DONDE VAS?

Coplas de pié quebrado

¿Dónde vas ierrepeefe?

saliendo por petenera

con la tasa.

Tú crees que yo soy jefe

y yo no mando siquiera

en mi casa.

¿Y tú dónde vas, más iva?

consumando esa licencia

por las buenas,

y como cualquier furtiva

chupando la poca esencia

de mis venas.

Pobrecita la ternera,

tanto a su madre ordeñaron

los mamones,

que ya no será lechera

porque sólo le dejaron

requesones.

C. Abril C.

De Jacarandoso

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INTOLERANCIA

Estancia spenseriana

La petulancia que a ti te rodea

no logra doblegar a la querencia

que te nace de dentro por tu aldea.

Llegaron a objetar tu inteligencia

porque gozas leyendo -la nacencia-

o -el porqué de las cosas- de Chamizo.

Su obsesión es donarte la licencia

de leer al autor transfronterizo,

que es lo más corriente del sectarismo enfermizo.

C. Abril C.

De Bajo este cielo.

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LA LIMONADA

Tercerillas encadenadas

Para dar la campanada,

el sábado cual novicio

me sacié de limonada.

!Vaya tela, qué suplicio¡

pues toda la madrugada,

me la pasé en el servicio

con la bragueta bajada.

C. Abril C.

De Jacarandoso

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