martes, 12 de agosto de 2014

Y TE QUEDASTE TAN TRANQUILA


Prosa poética

Te dejo, me dijiste.
Que conste que lo hago por tu bien,
para que cuando el desafecto llegue dando dentelladas,
andes ya protegido con la coraza de la indiferencia
y no puedan lacerar la esencia de tu persona.
Te dejo, si, porque con tu forma de amar
has hecho darme cuenta, 
de que solo puedo aportar a este vínculo,
elementos nocivos que a la larga lo emponzoñarán todo.
Así me dijiste.
¡Y te quedaste tan tranquila!
Y te fuiste,
ni siquiera dejaste caer un beso en mis mejillas,
cuando mis labios estaban ya exhaustos de mendigar,
y tú, siempre andabas subida a la ola del subterfugio.
Y me dejaste allí,
más sólo qué Dios, 
en los confines del abandono,
rumiando aquélla sinrazón
y esperando que al menos volvieses la cara
por ver aquélla piltrafa sumida en el desamparo.
Te dejo, me dijiste.
Y te fuiste.
Y me dejaste allí.
Y se cerraron todas las flores en mi arriate,
porque sin avisar siquiera, se presentó la noche,
negra como el alpechín y huérfana de estrellas y de luna.


C. Abril C.


De Trenzando Abriles


(c)copyright

No hay comentarios:

Publicar un comentario