Redondillas y soleares
Tú siempre tras las persianas,
mirando sin que te vea,
intuyendo qué desea
o que de ti tiene ganas.
Y qué mala cara pones,
cuando ves que ya no mira
las flores de tus balcones.
Porque cruza la plazuela
con pasos apresurados,
y con sus ojos clavados
en aquélla gris cancela.
Ahora anda todo el día,
pisoteando la calle
donde vive Rosalía.
C. Abril C.
De Inquietud permanente
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