Soneto
Cuando el tiempo enhebre tu cabello
con el hilo ceniciento de su alma,
sentirás la caricia de la calma
degustando la esencia de lo bello.
Cuando el tiempo a tu rostro lo roture
con las huebras que él te ha echado,
notarás que el barbecho te ha llegado
y ansiarás que el descanso te perdure.
Cuando el tiempo te rompa los espejos
y te tengas que mirar allá en lo lejos,
preñarás de añoranzas y recuerdos.
Cuando el tiempo deshaga la utopía
que sembraron gañanes en su día:
sabrás de la locura de los cuerdos.
C. Abril C.
De Terrones pardos
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