Sonetillo
Lo suyo fue una desgracia,
cada vez que la buscaba
en otros brazos la hallaba
a la sombra de la acacia.
E inmerso en la contumacia
ningún rencor le guardaba,
porque siempre argumentaba
!ella de amor, no se sacia¡
Con aquél tazón de afrecho
que de muy tarde ingería,
se daba por satisfecho.
A él, lo que más le escocía,
era haber subido el techo
de la casa en que vivía.
C. Abril C.
De Jacarandoso
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