Tercetos monorrimos
En el medio de aquélla serranía,
como siempre, al despuntar el día,
las cuadrillas formaban batería.
Eran más de cuarenta los braceros,
y mientras preparaban los aperos
se oían gorjear a los jilgueros.
El más joven tenía doce abriles,
y además de remendar los mandiles
se ocupada de llenar los barriles.
Eran tres avezados manijeros
los que guiaban a todos los obreros,
y segando, siempre eran los primeros.
Las vertebras a punto de fractura,
por aquélla frenética locura
de tallar a la mies por su cintura.
Y al transponer el sol tras las montañas,
todos parecían tener pirañas
comiéndole la flor de sus entrañas.
C. Abril C.
De Terrones pardos
(c)copyright
No hay comentarios:
Publicar un comentario