Prosa poética
Aquélla noche,
ahíto de histerias laborales,
cuando navegaba a través de ese océano
que tanto vómito le ocasionaba,
divisó de pronto a tu faro
haciéndole un guiño desvergonzado.
No lo dudo ni un instante,
gobernó su nave hasta el puerto que tú le indicaste
y nada más arribar,
te encontró fingiendo ser,
dominadora de marineros urgidos
y lobos de mar con el afecto en precario.
Tomasteis unas copas,
tus palabras fueron desvistiéndote el alma,
a la segunda,
ya estabas allí ante él
con ella completamente desnuda.
Ello evidenció
lo que nada más leerte presintió
y que…
navegaciones posteriores corroboraron.
Que eres un ser maravilloso
y con un corazón…
¡sin trampa ni cartón!
C. Abril C.
De Migajas de Afrodita
De Migajas de Afrodita
©copyright
No hay comentarios:
Publicar un comentario