Madrigal
Mi mano te acaricia
y tu piel acelera el desenfreno,
mirándote a los ojos me condeno
por mor de la impericia.
¿Qué más me da que tus años me superen?
mientras no desesperen
y caigan en desastre por codicia,
vivamos la delicia
con esta tesitura,
de ser joven y tú mujer madura.
C. Abril C.
De Migajas de Afrodita
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