Pareados de alejandrinos
Se le pasó la vida asomada a la ventana,
por si veía llegar de pronto su mañana.
Y la luna cada noche siempre le decía,
observame ahora, que mañana es otro día.
Pero ella con su futuro andaba atareada,
y ni siquiera le donó una triste mirada.
Ansiaba que un mozo sobre jaca cartujana
pisara su calle con postín y filigrana...
Y que, al mirarse en sus ojos de soñadora,
se prendase de ellos y le hiciese señora.
Pero sólo la luna en su calle aparecía,
creciendo cada mañana su melancolía,
y regando con lágrimas, claveles y nardos,
se le llenó la maceta de ortigas y cardos.
Ahora, todas las noches mirando a la luna,
anhela que su mañana regrese a la cuna.
C. Abril C.
De Briznas de mi esencia
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