Estornelos
Pensó la margarita,
que en aquélla pradera soleada
no podría crecer flor más bonita.
Pero vio a la azucena
balancear su talle de modelo,
y sollozó como una Magdalena.
Y al escuchar al lirio
requebrarla de forma semejante,
los celos le causaron gran delirio.
C. Abril C.
De Zurrapas
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