Tercetos encadenados
Es tanta la penuria que nos nace
que por mucha ventura que tengamos
a nuestro corazón nunca complace.
Son tantas las miseria que tapamos
donde guardar el atuendo que usamos.
Si fuésemos un poco más sincero
no diríamos amar los animales
y abriríamos la jaula del jilguero.
Son tantas las espaldas con puñales
y tantas las espuelas de domar
que nos hemos quedado sin metales.
Sólo quedan los hierros de marcar.
C. Abril C.
De Zurrapas
(c)copyright
No hay comentarios:
Publicar un comentario