sábado, 20 de octubre de 2012

TAL CUAL


Tercetos encadenados


Es tanta la penuria que nos nace
que por mucha ventura que tengamos
a nuestro corazón nunca complace.

Son tantas las miseria que tapamos
que no nos queda sitio en el ropero
donde guardar el atuendo que usamos.

Si fuésemos un poco más sincero
no diríamos amar los animales
y abriríamos la jaula del jilguero.

Son tantas las espaldas con puñales
y tantas las espuelas de domar
que nos hemos quedado sin metales.

Sólo quedan los hierros de marcar.


C. Abril C.


De Zurrapas


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