Estancia spenseriana
Cuando se apague el fuego del averno
y al cielo se le rompa la escalera,
el recreo terrenal será eterno
sin temor a que nada lo zahiera.
Y si este pensamiento no prospera
andaremos burlados de por vida,
quejumbrosos, ahítos de llorera
o hastiados de bondad indefinida.
Odiando y amando, igual que la malquerida.
C. Abril C.
De Briznas de mi esencia
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