Prosa poética
¡Te quiero!
Cuando se oyen estas dos palabras,
brinca la quietud.
El ritmo cardíaco se trastorna
y deja desamparado al sosiego.
El vaho caliente que se escapa de la boca,
se cristaliza al instante
desparramando por doquier
diamantes de su esencia.
Y todo esto ocurre,
cuando se oyen esas dos palabras.
No importa que el cielo
esté cubierto por feos nubarrones
o que el jilguero en su jaula
nos mortifique con sus conciertos.
Cuando se oyen esas dos palabras
al abusador se le escapan las ganas del mal uso
y a los gobernantes las de fingir neutralidad.
Por eso quiero oírtelas decir muchas veces.
No dejes sordo a mi corazón,
qué, afónico ya lo tengo
de tanto mentar estas palabras
¡Te quiero!
C. Abril C.
De Migajas de Afrodita
(c)copyright
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