domingo, 30 de octubre de 2011

LADRÓN



Prosa poética


Oíste cómo unas manos golpeaban
la puerta que custodiaba tus sueños,
no te arredraste, confiándole a ellas,
la llave que a tu corazón abría
con la aprobación de tu alma.

Habías perdido ya el vigor
del que siempre señoreaste,
y andabas tan saciada de desencantos
que languidecías en la más profunda soledad.

Después de esa entrega,
esas manos, sólo anduvieron
mariposeando tus contornos
y embelesando tus sentidos.
La llave nunca consiguió
dar una sola vuelta
en la cerradura de tu corazón,
y las pocas veces que lo intentó,
la sentiste como ganzúa.
Ahíta de mañas y forjadora de lo ajeno,
que a cada intento,
violentaba anhelos y descabezaba sueños.


C. Abril C.


De Briznas de mi esencia


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