Prosa poética
A través del quicio de mi ventana
te dejas los ojos a diario.
Escudriñas de incógnito en el interior de mi estancia,
por ver si encuentras algún ropaje sucio
y de camino ponértelo a lavar en la fuente pública,
porque es ahí, donde rodeada
de lavanderas descaradas,
puedes perder el recato y el pudor que llevas dentro
sin que tu conciencia apenas se tambalee.
Pero yo, la colada la hago a diario
y la tiendo a la vista de todo el mundo
en el patio de vecinos,
y lo mismo mi puerta que mis ventanas,
están siempre abiertas de par en par.
Ya sé que las aldabas están en desuso
y que en la puerta de mi casa, ese trozo de bronce
puede llegar a desprender un sabor rancio
... igual que yo.
Pero seguro estoy,
que si alguien hace uso de él en cualquier momento,
al instante me hallará en el umbral
mostrando benevolencia y respeto.
Y a partir de ahí...¡Todo!
C. Abril C.
De Trenzando Abriles
(c)copyright
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