Prosa poética
Este muerto está ya tan muerto,
que es imposible tenerlo
más tiempo en el armario.
Por las rendijas
sale ya la peste a tufaradas
y los ambientadores del gobierno
no consiguen camuflar el hedor
que se exhala por toda la estancia patria.
Pero aquí, no hay nadie
que levante la mano
para pedir la palabra y preguntar
¿cuando coño se harán las exequias?
o ¿quien pagará este entierro?
Aquí, todos levantamos las manos,
pero para presionarnos las fosas nasales
o la billetera,
percatándonos de la paupérrima endeblez
en la que se haya...
Pero todos, absolutamente todos,
más callados que el muerto.
!Entre todos lo matamos y él solito se murió¡
C. Abril C.
De Bajo este cielo
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