Prosa poética
Qué mala costumbre esa,
la de creer que lo sabemos todo.
Que nadie puede mentirnos porque
jamás lo conseguirán,
o que la verdad sólo puede seguir
la senda que nosotros trazamos.
Vemos a alguien tender la mano
pidiendo unas monedas y al instante
la misericordia nos invade el corazón.
Contemplamos a una pareja
regalándose mimos por la calle
y se nos hincha el pecho de alegría.
Pero la vida,
nos está demostrando a cada instante
que no sólo el necesitado pide limosna,
ni que las alegrías son siempre consecuencia
de las caricias humanas.
Nada es tal como se aprecia a primera vista,
a veces,
incluso debemos de mirar repetidamente una cosa
para saber de qué materia está constituida.
C. Abril C.
De Trenzando Abriles
(c)copyright
No hay comentarios:
Publicar un comentario