Soneto
Espérame a que florezca el romero,
cuando se vista de gala el tomillo,
cuando la jara se impregne de brillo,
cuando huela el jazmín y el limonero.
Aguarda, no quiero que mueras sola,
contigo oiré trinar la golondrina,
ver también engalanarse la encina
o vestirse de sangre la amapola.
Espérame a que de fruto la higuera,
espérame ¿porque como yo muera
sin haberme embriagado de tus cosas?
no habrá valido nada ese argumento
de vivir continuamente el tormento,
sufriendo las espinas de tus rosas.
C. Abril C.
De Terrones pardos
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