Serventesios con estrambote
Muchos versos escritos en papiros
e infinidad de sueños se borraron.
Algún hombre acabó muriendo a tiros,
y otros, los que por ti se descasaron.
Fueron muchos los rubíes y zafiros
que en tu cuello de reina relumbraron,
y todavía hoy se oyen los suspiros
de las bocas que nunca te besaron.
Minuciosa te miras las facciones,
y no consigues ver en el espejo
la mujer que rompía corazones.
C. Abril C.
De Inquietud permanente
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